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El pasado viernes 2 de diciembre, los vecinos del Pueblo Gregorio Aznárez y alrededores, festejaron los 120 años de su creación. La actividad se desarrolló en la Plaza del Pueblo (Campus de Recreación) y contó con la presencia de autoridades locales y departamentales. También contó con la presencia de lugareños del lugar, que fueron homenajeados por ese sentido de pertenencia que tienen con el pueblo.
Participaron de las mismas instituciones educativas, deportivas de la zona y contó con varios shows artísticos como la Banda Departamental de Maldonado, Villazul y la Escuela de Patín Artístico de Gregorio Aznárez.
A continuación presentamos las palabras vertidas por la Alcaldesa del Municipio de Solís Grande Patricia Martínez y el Director de Cultura de la Intendencia Profesor Jorge Céspedes.
Participaron de las mismas instituciones educativas, deportivas de la zona y contó con varios shows artísticos como la Banda Departamental de Maldonado, Villazul y la Escuela de Patín Artístico de Gregorio Aznárez.
A continuación presentamos las palabras vertidas por la Alcaldesa del Municipio de Solís Grande Patricia Martínez y el Director de Cultura de la Intendencia Profesor Jorge Céspedes.
Patricia Martínez
“Agradecer a la familia Aznárez, a Gregorio Pérez que es un referente de acá del pueblo por lo que pido un aplauso porque siempre está acá presente, y sobre todo cuando lo necesitamos; esas cosas hay que decirlas y recalcarlas. Este acto consta de un mural donde está cargo Elian y Lorena junto a su equipo, el mismo se está haciendo en vivo, de Luzmaría que está con el Museo Estación La Sierra, una exposición de fotos que está a cargo de las funcionarias que me ayudaron a armarlo, a primera hora no sabíamos si iba a salir o no. Estamos haciendo una pequeña reinauguración de lo que es la plaza, el Campus de Recreación, tengo que agradecerle al equipo vial de Zona Oeste, a Miguel junto a todo su equipo, a la Dirección de Deportes que también contribuyó. Por supuesto a los funcionarios municipales, y dentro de eso debo decir a la Fundación a Ganar y los Jornales Solidarios que se ha hecho toda la pintura, se ha refaccionado, se ha iluminado y en eso tengo que agradecer a la Dirección de Electromecánica, al cuerpo inspectivo, espero no olvidarme de nadie pero si decirles que como ustedes ven porque hay un equipo formado que no es solo el Municipio sino que es todos juntos. Agradecerle al Concejo que siempre está y a todos ustedes.
Hace 120 años atrás, un 17 de noviembre comenzó a poblarse nuestro querido pueblo Gregorio Aznárez. En 1895 se inauguró el primer ramal férreo que llegó al departamento de Maldonado, se extendía desde Empalme Olmos, cruzaba el Arroyo Solís Grande hasta el valle del mismo nombre, y terminaba en la denominada Estación La Sierra, debido a las Sierras de las Ánimas que domina y dominaba el paisaje del lugar. En su entorno se fue formando un caserío, donde había posadas, algunos comercios muy antiguos y puestos de diligencias que iban a Piriápolis, Maldonado Capital, San Carlos y Rocha. Entre los año 1897 y 1900, llega a Estación La Sierra Gregorio Aznárez, un español nacido en 1860, descendiente de una familia noble que a la edad de 9 años llegó con sus padres y hermanos al Uruguay. A los 28 años de edad ya estaba involucrado en el mundo del comercio, participó de la primera exportación de harina uruguaya a Brasil y dos años más tarde realizó los primeros ensayos sobre cultivos de arroz. Su vinculación con la industria azucarera data de 1891 cuando conoció al ingeniero Luis Torcella que había obtenido la concesión para refinar azúcar en el Uruguay y al francés Felix Giraux que instaló la primera refinería denominada Refinería Oriental. Aznárez fue el encargado de elegir el lugar donde más tarde se levantaría la fábrica, asi relataba su bisnieto al conmemorarse los 100 años de elaboración del primer kilo de azúcar de producción nacional. Se encargó de venir hasta Estación La Sierra, departamento de Maldonado, donde llegaba el tren y recorrió toda la zona a caballo en una odisea hasta La Coronilla, que duró 50 días, buscando la mejor zona para plantar remolacha. Se eligió este punto porque era el único lugar protegido de la langosta migratoria, que cuando venía de Brasil arrasaba con todo, estas tierras eran ideales porque de un lado estaba el mar y del otro lado las sierras, entonces la langosta no cruzaba. Los terrenos eran alcanzados por la terminal de trenes del este, transporte seguro y confiable de la época, lo que decide la compra de 3000 héctareas. En 1900 comienza la construcción de la fábrica y las primeras casas destinadas a los obreros, a los cuales se suman las primeras casitas rurales destinadas a los medianeros que serían los cultivadores de la remolacha, materia prima que abastecería la fábrica. En ese mismo año Gregorio Aznárez se casó con Julia Simondino, con quien tuvo cuatro hijos; María Paulina, Gloria, Jorge Alejandro y Julio Gregorio, este último muy recordado por los vecinos del pueblo por su participación en la etapa de mayor prosperidad del pueblo. En 1902 se empieza a poblar, acontecimiento elegido para datar la creación del pueblo y armar una fábrica, un ingenio pequeño que al año siguiente, en 1903, dará el primer kilo de azúcar de producción nacional. Ante el retiro de Felix Giraux que volvió a su país de origen y se retiró del emprendimiento, Gregorio Aznárez quedó en una situación díficil que supo sobrellevar. En 1906 se construyó la empresa Díaz y Aznárez, y en 1910 se funda la primer escuela, el puesto policial y se crea el Club Social Pulpería; hasta en ese entonces en la Casona Posta de Dirigencia. En el año 15 y 30 se incrementan los cultivos y ascienden a más de 100 los medianeros afincados en las familias en el medio rural. En el 31 el ingeniero Julio Gregorio Aznárez es designado administrador de la empresa para la que sigue la línea de su padre, abocandose en el desarrollo del cultivo y permanente mejora del procesamiento. La generación de más fuentes de trabajo que venía en crecimiento y las mejoras de condiciones de vida de los trabajadores y su familia. Fue el impulsor de la construcción de la escuela y las necesidades que fueron apareciendo año a año, y un progresivo crecimiento de la industria y su gente. En el 35 se comienza las primeras plantaciones forestales en Bella Vista y en el 37 la firma Díaz y Aznárez se transforma en Sociedad Anónima, con el nombre Remolachera Azucarera Uruguaya Sociedad Anónima Rausa. De esta manera se logra acceder a los capitales de inversión a través de la Bolsa de Valores de Montevideo, con el fin de desarrollar, modernizar y ampliar las primeras instalaciones de maquinaria, tanto en el cultivo como en la fábrica, pero manteniendo su carácter de empresa nacional. En el 41 data la inauguración del nuevo edificio de la Escuela Pública de Rausa, en el 15 funcionaba en un local proporcionado por la empresa junto a la escuela de Bella Vista, con la presencia del Presidente de la República Oriental del Uruguay Alfredo Baldomir. En el 46 se bendice la Parroquia de la Sagrada Familia, en el 48 se realiza la primera urbanización de 8 héctareas que se dividen en 79 solares cuyo primer comprador fue Raymundo Donate. El pueblo sigue su proceso por la cual en 1949 se inaugura la Caja de Previsión Social teniendo a su servicio una ambulancia, a disposición de todos los pobladores. Dos años más tarde fallece Gregorio Aznárez, en el 56 se conformo la junta local que funcionaba en la casona junto al club, y en junio de ese año se introdujo un proyecto de ley que eleva a la categoría de pueblo,al núcleo poblado ubicado en la quinta sección judicial del departamento de Maldonado, en las inmediaciones de la Estación Ferrocarril La Sierra que pasa a denominarse Pueblo Gregorio Aznárez. Recién en 1959 se efectua la declaración oficial de la localidad, que contaba con 164 viviendas, fábrica, escuela pública, servicio de asistencia social, Juzgado de Paz, Agencia de Correo, Agencia de seguro del Estado, caja rural, estación de ferrocarril, decenas de comercio, un club social y deportivo con sala de espectáculos públicos, políclinica de salud pública, parroquia, caja de Previsión Social, club agrario juvenil y sucursales del Banco de Pan de Azúcar. Ese sostenimiento también brindó un tambo modelo, 60 casas construidas por el Instituto de Viviendas Económicas, la planta y el cultivo de remolacha brindaba ingresos permanentes a unas 500 familias, incluyendo las de los medianeros, en la época de zafra arribaban trabajadores rurales de otras regiones de Maldonado y también de Canelones y Lavalleja. Este pueblo fue construído especialmente para quienes trabajaban en la planta, el origen de este barrio se remonta a 1902, las viviendas se daban gratis, no se pagaba alquiler y cuando había que hacer algún arreglo lo costeaba la empresa. La gente que se afincaba recibía sin costo materiales de construcción, herramientas, vacas lecheras, y una porción de campo para su huerta familiar. El servicio de agua potable y de energía electríca era gratuito y proporcionado por la empresa Rausa. Cuando en el 48 se hizo el primer fraccionamiento a cada persona que compró un terreno se le regalaba otro, la energía era proporcionada mediante un motor diesel inglés, y un generador, durante buena parte del día y la noche de 7 a 22 horas. Respecto a esto hay una muy buena anécdota, el maquinista mediante un interruptor hacía un guiño por así decirlo, a las 21:55 para avisar que en 5 minutos se cortaba la energía, la gente apuraba las cosas para que en ese tiempo ya estuviera acostada , se puede decir que después de las 10 de la noche todo el pueblo ya estaba acostado o durmiendo. En los primeros años de la década del 50 se proyectaba en el cine del pueblo la película taquillera y de larga duración “El día que me quieras” de Carlos Gardel. Faltando media hora para terminar la película viene el guiño, en menos de un minuto la sala queda vacía. Dos años después se vuelve a proyectar la misma película y uno pensaría esta vez se va a tomar los recaudos necesarios, para poder ver el final, pasó exactamente lo mismo otra vez antes de terminar la película guiño y sala vacía de nuevo. Se puede decir que en Rausa tenemos el record de haber visto dos veces una película y no poder ver el final. La luz electrica generada por UTE llegó al pueblo en el 1963, en el 67 se construyeron 60 viviendas para los funcionarios en el denominado Barrio INVE, financiado por el BID y la empresa Rausa en partes iguales.
En la década del 70 se inaugura la sede de la Institución Social y Deportiva Rausa, cuadro de fútbol que obtuvo muchos logros a lo largo del tiempo, donde tenemos presente en esta celebración a algunos jugadores de la época, nos dieron muchas alegrías y actualmente el cuadro Rausa sigue vivo luciendo orgullo en su camiseta. También se inaugura el cementerio local, el alumbrado público, colegio y liceo privado, comienza la decadencia de Rausa. A partir del 70 el precio internacional de la azúcar comenzó a subir aceleradamente, seis años después empezó a bajar sin solución de continuidad. A los 80' tocó fondo, en el 82' se obtiene lo que sería la última zafra de la industria azucarera remolachera y comienza la reconversión de industria de maíz. La fábrica tenía una sirena que se oía en todo el pueblo que marcaba los horarios de trabajo y descanso, cuando se apagaba la última máquina de la fábrica al final de cada zafra, se hacía sonar la dichosa sirena más un pito a vapor de la caldera, todo el mundo sabía que tenía que esperar hasta el próximo año. Creo que uno de los días más tristes del pueblo fue cuando se escuchó aquel pito y aquella sirena que marcaba el final de la cosecha de azúcar granulado de remolacha. En el año 1984 se abren las puertas de la planta fructuosa de maíz agroindustria de la sierra, aquí se comienza con la producción de jarabe líquido, el cual tenía el poder de endulzar como el azúcar común para utilizarlo para los refrescos y otros similares.
Si bien el grupo Aznárez tuvo alguna participación, esta empresa nació bajo el capital extranjero, el gobierno uruguayo favoreció abiertamente con exoneraciones impositivas y facilidades para importar tecnología, a partir de ahí importó maíz argentino para elaborar un edulcorante llamado fructuoso 55. Barcazas repletas de maíz llegaban a Piriápolis y de allí se trasladaban a Gregorio Aznárez, el maíz uruguayo explicó la empresa no contenía el porcentaje de almidón requerido y eso hacía inevitable la importación.
En el 89 se construye 93 viviendas de ayuda mutua Plan MEVIR, en el 92 corresponde la construcción del nuevo edificio de la junta local actual municipio, en esa fecha recibe en sus calles al Principe de Asturias. Tres años después se inaugura el gimnasio, se efectua la pavimentación de calles con la mejora de red lumínica.
Gregorio Aznárez siempre ha sido un pueblo de gente trabajadora y solidaria, una familia, los González, los Pérez, los Rodríguez, los Donate, los Toledo eran todos parientes, ante algún fallecimiento se paralizaba el pueblo, toda la gente concurría al velatorio. Ese día no se escuchaba radio, después del sepelio durante varias semanas los dolientes recibían la visita de los vecinos para apoyarlos y acompañar en ese mal trance. Así vivíamos en este hermoso pueblo, hoy veo cara de muchos vecinos que vivieron en esa tal linda época, que se añora, se recuerda con mucho cariño, con mucha emoción con sensaciones encontradas, nostalgia por lo que fue por lo que significó y porque llegó a su fin, pero a la vez alegría porque este pueblo tiene una muy rica historia, algo de esa historia se ve en las exposición de fotos. Alegría porque seguimos manteniendo lazos de familia y que en el correr de los años se transmite de generación en generación nuestra historia, para no perder ni nada más ni nada menos nuestras raíces, y me consta que es así, de hecho es encontrarnos en cualquier lugar del mundo con vecinos que pasan por este pueblo y nos damos un abrazo con sentimiento, enseguida recordamos distintas anécdotas vividas y compartidas que jamás olvidaremos.
Soy feliz del lugar en donde vivo, para mí el mejor lugar del mundo, agradecer a mis padres que me inculcaron el amor por este pueblo,que vivo desde que nací y que tengo en mi memoria , parece que lo veo aún a mi viejo trabajando en esa querida Rausa y Agroindustria La Sierra, al igual que el a muchos amigos y que otros nos acompañan desde el cielo, muchas gracias por todo y viva el Pueblo Gregorio Aznárez”.
Jorge Céspedes
“Vamos a saludar en primer lugar a los niños, los adolescentes y los vecinos de este enclave tan particular, de nuestro departamento de la zona oeste, del territorio maldonadense. Ha sido muy exhaustivo el detalle cronológico que conforman la historia y la sangre que ha nutrido, los distintos episodios, de formación y crecimiento del hoy pueblo Gregorio Aznárez. Ha sido la demostración cabal de la historia a escala pequeña de lo que ha sido el Uruguay de la construcción integradora. De esos procesos de los cuales a partir de alguien que tuvo la iniciativa que venía con el impulso de todos los inmigrantes, de lograr la transformación de su vida, y provocar que esa transformación también terminara gtransformando la vida de los que lo acompañaran, la demostración cabal de que aquel país supimos tener aún esta vivo en esa historia, en ese recuerdo, en aquellos aspectos que supo rescatar con alegría la señora alcaldesa. Es el Uruguay que se transformó a partir al igual que acá en La Sierra, con la llegada de la industrialización de la mano primero del ferrocarril y fue la Estación La Sierra la que origina la incorporación de vecinos, a través del avance que significa a finales del siglo XIX a cualquier punto del territorio nacional, y en este enclave donde llega por primera vez a Maldonado y desde aquí empieza a transformarse el departamento. No es menor la llegada del ferrocarril a un departamento, y en este caso el nuestro, porque desde Estación La Sierra se originaba el resto de la cadena de locomoción, de transporte, que iba llevando progreso a los distintos lugares de nuestro departamento. Fue un enclave que además rescató para el oeste departamental el impulso transformador que llegaba de la mano de el riesgo de la inversión. Maldonado hacia finales del siglo XIX era de los departamentos mas pobres del país y por eso tampoco el ferrocarril llegaba y fue de los lugares, la capital departamental donde llegó a última instancia, llegando así a través de la línea del este, después hasta Rocha, de a poco el progreso. Ese progreso era a través de décadas, así que ya desde aquella instancia Estación La Sierra supo ser un enclave donde el progreso anidaba con paso firme.
El proceso industrializador al que bien relataba, es también un ejemplo de aquel Uruguay se transformaba a impulsos de las leyes que promovían la industrialización, sacadas en el gobierno de Lindolfo Cuestas, Batlle y Ordoñez, y en esa época el modelo de transformación de un país de producción agropecuaria tratando de dar sus primeros pasos en la industrialización de materias primas abría horizontes nuevos. En cada una de esas instancias lo que tenemos que saber valorar hoy es el impulso que tenía el capital, se sumaba la voluntad, el compromiso de trabajo, el esfuerzo permanente de hombres y mujeres que ponían sus brazos útiles en favor del crecimiento de las localidades y la generación de la riqueza.
No se hablaba del proceso de disociación entre el que generaba el capital necesario para invertir y aquellos que ponían su vida para completar el servicio de la producción. Se hablaba de un camino de recorrer en conjunto, una visión empresarial que pensaba también no solo en el rédito final de la inversión sino en la calidad de vida de aquellos que acompañaban ese desafío productivo, este es un ejemplo puntual como lo rescataba la señora alcaldesa.
Una fábrica que promovía el trabajo organizado, la producción en serie, el gestionar los productos con la mayor rentabilidad posible pero que también pensaba en el bienestar de los obreros, que facilitaban los servicios. Estaba convencida que la labor productiva podría ser el resultado de un sueño compartido, ese sueño que mostraba un horizonte donde los obreros tenían la posibilidad de darle mejor vida a sus hijos, y esos los vecinos más viejos saben que fue un logro y saben también que en ese recuerdo anida no solo lo que ellos recibían como sueldo, sino también la energía que ellos volcaron para que la industria fuera exitosa.
Los tiempos de transformación mundial del que país no puede escaparse necesariamente marcaron otros rumbos, anida aún acá en la comunidad ese sentimiento de permanencia e identidad muy fuerte, arraigado en el territorio y fundamentado en el vínculo familiar que se mantiene hasta hoy. Sigue siendo un lugar apacible, que los vecinos de afuera siempre nos sentimos extremadamente cómodos en saber que hay condiciones de vida, hay un horizonte y una idea mancomunada de rescatar hoy en la memoria aquello que podemos denominar la arqueología industrial de nuestro departamento.
Hay una idea acá de comunidad integrada, que en su momento se manifestó no solo en ese trabajo decidido sino también en la enorme gestión deportiva, que el club Rausa supo tener para el departamento de Maldonado. Saben aquellos que tienen unos cuantos años que en algunas de esas competencias deportivas, el club Rausa era imbatible, era un referente a nivel del departamento cuando ganaba los campeonatos de forma sucesiva. Mejor que yo obviamente lo sabe Gregorio Pérez y lo saben todos aquellos que detrás de una pelota domingo a domingo iban ganando en los campos deportivos del departamento, y lo saben fundamentalmente aquellos que hoy desde el profundo de su emoción y recuerdo pueden tener la seguridad que los vecinos que están, y que no están, compartieron un sueño que tenemos la obligación de mantener presente para transmitirle a las generaciones futuras, muchas gracias Viva Rausa.”
Gregorio Aznárez
Jorge Cespedes
Municipio Solis Grande
Patricia Martinez
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