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El pasado martes 3, el Club del Niño “Jacinto Vera” festejó su aniversario 23 junto a los niños y docentes de la institución. Rufino Martínez, nos cuenta desde el inicio hasta estos días, sobre las distintas etapa que transitó el club del niño.
Z.O: ¿Cuáles fueron los primeros pasos en estos 23 años?
R: Se inició a pedido de la Pastoral Social de nuestra parroquia, ya que había una necesidad de aglutinar a esos niños que estaban afuera del horario escolar, y que tuvieran un lugar de esparcimiento y alimentación, que no fue desde un principio, sino que se fue llevando a cabo con los transcursos de los años. El padre “Paco” junto a otras personas propusieron hacer un Club del Niño, y así fue, eramos todos voluntarios a lo cual yo venía de trabajar de la fábrica a darles clase de pintura, donde todos venían a dar algo ya que no se había institucionalizado y reconocido por el INAU.
Empezó a funcionar donde hoy es el Museo de la Casa Monseñor Jacinto Vera, donde la primera directora que tuvimos fue Selva, inclusive hay muchos todavía, Graciela se jubiló hace poco y paulatinamente fueron ingresando como María Celia y María Julia, pero después se conformó una ONG y ahí empezamos a funcionar como una entidad importante, ya que contamos con el apoyo del INAU, con una cierta cantidad de dinero de acuerdo a la cantidad de niños que teníamos.
En estos 23 años recorrimos entre dos y tres lugares, luego del museo, se alquilo una casa en las calles entre Lavalleja y Felix Núñez, y después hubo mucha gente que le gustó el proyecto de hacer algo, y ahí surgió González quién regaló este solar.
Por otra parte, en esa época había un programa de televisión, donde se concurrió con una cantidad de gente, ahí había que hacer una cantidad de prendas y con todas esas retribuciones que hubieron sean monetarias como de elementos, se empezó a construir la primera edificación.
Recuerdo una vez en Punta del Este, cuando fuimos con la comparsa a desfilar, le dije a Carlos Páez Vilaró, “Sabe una cosa”, aquellos dos cuadros que nos regaló y uno de ellos lo pintó en vivo en el canal, nos sirvió para comprar todas las aberturas del local y parte del techo.
Después de esa casa nos vinimos para acá la habilitamos y seguimos creciendo, hoy contamos con 76 niños repartidos en dos turnos, donde además hay tres docentes, mas profesores de artes plásticas, percusión, gimnasia, computación, tres maestros que le hacen hacer los deberes a los niños. También tuvimos la suerte de comprar el terreno de al lado, donde hoy contamos con una preciosa cancha de básquetbol, una huerta, distintos juegos. Se le agregaron edificaciones nuevas, como un salón multiuso, baños con duchas y el nuevo taller de cerámica. Creo que con todas estas reformas estamos bien, aunque estamos limitados porque no tenemos espacio físico como para seguir agrandando para otro lado.
R: Se inició a pedido de la Pastoral Social de nuestra parroquia, ya que había una necesidad de aglutinar a esos niños que estaban afuera del horario escolar, y que tuvieran un lugar de esparcimiento y alimentación, que no fue desde un principio, sino que se fue llevando a cabo con los transcursos de los años. El padre “Paco” junto a otras personas propusieron hacer un Club del Niño, y así fue, eramos todos voluntarios a lo cual yo venía de trabajar de la fábrica a darles clase de pintura, donde todos venían a dar algo ya que no se había institucionalizado y reconocido por el INAU.
Empezó a funcionar donde hoy es el Museo de la Casa Monseñor Jacinto Vera, donde la primera directora que tuvimos fue Selva, inclusive hay muchos todavía, Graciela se jubiló hace poco y paulatinamente fueron ingresando como María Celia y María Julia, pero después se conformó una ONG y ahí empezamos a funcionar como una entidad importante, ya que contamos con el apoyo del INAU, con una cierta cantidad de dinero de acuerdo a la cantidad de niños que teníamos.
En estos 23 años recorrimos entre dos y tres lugares, luego del museo, se alquilo una casa en las calles entre Lavalleja y Felix Núñez, y después hubo mucha gente que le gustó el proyecto de hacer algo, y ahí surgió González quién regaló este solar.
Por otra parte, en esa época había un programa de televisión, donde se concurrió con una cantidad de gente, ahí había que hacer una cantidad de prendas y con todas esas retribuciones que hubieron sean monetarias como de elementos, se empezó a construir la primera edificación.
Recuerdo una vez en Punta del Este, cuando fuimos con la comparsa a desfilar, le dije a Carlos Páez Vilaró, “Sabe una cosa”, aquellos dos cuadros que nos regaló y uno de ellos lo pintó en vivo en el canal, nos sirvió para comprar todas las aberturas del local y parte del techo.
Después de esa casa nos vinimos para acá la habilitamos y seguimos creciendo, hoy contamos con 76 niños repartidos en dos turnos, donde además hay tres docentes, mas profesores de artes plásticas, percusión, gimnasia, computación, tres maestros que le hacen hacer los deberes a los niños. También tuvimos la suerte de comprar el terreno de al lado, donde hoy contamos con una preciosa cancha de básquetbol, una huerta, distintos juegos. Se le agregaron edificaciones nuevas, como un salón multiuso, baños con duchas y el nuevo taller de cerámica. Creo que con todas estas reformas estamos bien, aunque estamos limitados porque no tenemos espacio físico como para seguir agrandando para otro lado.
¡Felicitaciones a toda la familia del Club del Niño Jacinto Vera!
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